TESTIMONIOS
TESTIMONIOS
Relatos que inspiran
Conectando con la fortaleza de otros
Los nombres y algunos detalles han sido modificados para cuidar la identidad de los participantes
Carmen, 40 años, vive con su esposo y dos hijos
Hola, tengo 40 años, soy mamá y esposa de dos hijos adolescentes. Soy docente ,trabajo en el área de educación especial y docente de un seminario en formación Docente. Muchos cambios desde mi trabajo presencial al virtual, trabajando desde plataforma y distintas redes sociales para estar en contacto con las familias y nuestros alumnos. Me confeccione un calendario por semanas que abarcan los 5 días lectivo donde comparto ideas sencillas , de fácil acceso y confección para que las familias dediquen un tiempo en apoyo a las tareas desde casa, mediante la plataforma educativa, whatsapp, o Facebook.
He sentido mucha frustración por momentos, por el poco manejo del trabajo en línea. Utilizo un plan diario para dividir lo que es tareas, tiempo en familia y esparcimiento para cada uno de nosotros. Permitir un poco más el uso de las pantallas con los chicos. Así evitar el estrés de estar pendiente. He buscado espacios donde me desconecte de todo lo que sea tarea en línea, a veces lectura, cocina y plantas, trato de tener mi tiempo de oración personal y lectura de la biblia. Necesito ese tiempo, me fortalece, me da paz la confianza de que pronto pasará y que todo es permitido con un propósito.
Creo que estoy aprendiendo el valor que tenemos como seres sociales, el abrazo, el deseo de estar con familias y amigo. Creo subestimé mucho eso. Me está enseñando a ver las debilidades de todos como comunes y ayudar a manejar el estrés para mejorar el ánimo y un ambiente emocionalmente fuerte en casa.
Leo, 48 años, vive con su padre. Tiene tres hijos.
“En esta situación sigo trabajando pero con menos horas. Pero no puedo hacer mi otro trabajo, ni ninguna otra actividad ya que no puedo salir de casa. Y dentro de la casa limpio mi pieza, lavo ropa y cocino.
El cambio fue total ya que yo casi ni estaba en casa, salía del trabajo y me iba todo el día a otra ciudad donde hago mis diversas actividades cotidianas. Y de repente encontrarme con semejante encierro... el cambio fue muy brusco.
Los momentos de desesperación, tristeza, preocupación, los traduzco en ver series de Netflix, leer la Biblia, hacer reuniones de conferencias con amigos y escuchar música.
Este tiempo me dejó como positivo el quedarme un poco más quieto y no salir tanto. En la otra vida casi ni estaba en mi casa. Eso me cambió, poder ver más seguido a mis hijos ... Antes los veía muy poco.
Es una experiencia rara pero que conlleva el estar más tiempo en casa.. gastar menos dinero y eso de no viajar todos los días se nota y mucho. El estar más tiempo en casa, pasar nuevos momentos con mis hijos, leer y ver películas que antes no hacía ... Me enseña que puedo hacer cosas distintas estando más tiempo en mi casa, en mi lugar y no hace falta salir por ahí para distraerse y olvidarse de los problemas y preocupaciones que uno puede tener.”
Lisa, 45 años, vive con dos hijos
"Tengo 45 años y esta prueba me encuentra viviendo 24 hs al día con dos adolescentes. Y la veo como una oportunidad diaria para conocernos más y crecer.
Aprovecho la mañana muy temprano para dedicarmela a mí: Medito, conecto con la naturaleza, leo, escucho música que me agrada, estudio un idioma...Pasado el mediodía escucho algo de radio para conocer las noticias. (Elegí este cómo único medio) Y ahí recién conecto con el celu y los grupos de wap para distraerme con familia y amigos.
Aunque sé que la mía es una situación ideal ya que estamos sanos y no necesitamos salir a la calle la preocupación pasa por la gente mayor de la familia y por el tema económico ya que estoy sin trabajo en este momento. Me genera angustia y miedo el no tener hoy el control sobre eso. Ahí es cuando me aferro a mi espiritualidad a lo positivo y trato de silenciar mi mente.
La tarde pasa entre juegos de mesa con mis hijos, películas y comida rica para mimarnos un rato. Lo positivo es tener tiempo para valorar y agradecer cada detalle de la vida sean personas, actitudes o cosas" .
Claudia, 30 años, viviendo sola
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Bueno les quiero compartir mi experiencia de esta cuarentena:
Yo vivo sola de hace 3 años y pensé que iba a ser difícil este tiempo de aislamiento, porque si bien vivo sola, soy una persona muy sociable, pero aproveche este tiempo para conectarme más con Dios, empecé a leer libros y trato de mantener mi día ocupado en eso: en la lectura diaria, por la mañana leo un libro que se llama: Cuando Dios susurra tu nombre de Max Lucado y por la tarde leo: Rompiendo las cadenas.
También trato de hacer algo más entretenido aprovechando la tecnología como por ejemplo hacer videollamadas con amigas.
Además empecé a aprender a tocar el ukelele que tenia guardado hace un año. Eso me ayuda a distraerme como también ver alguna peli.
En la iglesia hemos implementado hacer conferencia virtuales para seguir con los grupos pequeños de crecimiento.
Lo que si, sigo respetando mis horarios rutinarios de levantarme temprano para que cuando tenga que volver al trabajo no me cueste.
Ester, 70 años, vive con su marido
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Hola tengo 70 años soy jubilada mi esposo también. Tenemos una hija casada con una nieta y otra que viene en camino. Ella y su familia no están en nuestro país, teníamos la ilusión de viajar para cuando naciera mi segunda nieta, ahora dejamos esa posibilidad en las manos de Dios.
Pertenezco a una liga de mujeres evangélicas de todo el país, realizamos visitas a hospitales, hogares y comedores. También tenemos un grupo en la iglesia que hacemos visitas a aquellos que viven alguna circunstancia que demanda alguna asistencia. Escribo micros radiales de 5 minutos para distintas emisoras. Es decir que tengo bastantes salidas.
Los cambios tan inesperados de la cuarentena y además estoy en la edad que consideran de “alto riesgo” de contraer esta enfermedad del coronavirus, el “quédate en casa” que nuestro gobierno ha impuesto es para tomarlo más en serio.
Los primeros días estaba preocupada por no cumplir con mis compromisos,
además el permanecer tanto tiempo no es lo que más me gusta.
Tome un curso de una carta de la Biblia que me lleno el alma, porque me puse a meditar con más tiempo sobre lo que dice el apóstol, donde nos habla de la segunda venida de Cristo, que como cristianos debemos tener más presente que puede ocurrir en cualquier momento, donde nuestra vida tiene que estar preparada para recibirlo. Me llevo a orar más eso me fortalece y me su paz.
Gracias al whatsapp paso tiempo jugando con mi nieta, hablando con mi hija, escribo los micros con más tiempo, hago el curso que les mencione y cocino lo que hacía tiempo que no cocinaba, eso si ¡abandonamos la balanza!.
José, 24 años, vive con sus padres
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Te comparto que cuando arrancó la cuarentena vislumbré las siguientes ideas: que no iba a ser un tiempo fácil, que era una oportunidad y que tenía sentido. Y, habiendo pasado quince días, ratifico las tres.
- No es un tiempo fácil porque, en lo personal, disfruto mucho el participar de actividades, jugar deportes con amigos, ir a clases, salir al trabajo, etc. Me sofoca un poco no tener ese intercambio de aires.
- Pero a la vez veo que es una tremenda oportunidad para pasar tiempo con la familia más cercana, para retomar proyectos añejados (en mi caso estoy arreglando el taller abandonado de mi abuelo), para bajar las revoluciones y mirar hacia adentro.
- Y es por eso que creo que no es un tiempo perdido o accidental, sino un tiempo permitido por un Dios cercano al que nosotros decidimos alejar, pero que vuelve a llamar nuestra atención con un evento que nos pone los pies sobre la tierra y nos recuerda nuestra fragilidad.
Esta pandemia no creo que nos deje como estábamos antes… y espero que nosotros estemos de acuerdo con eso.
Vicky, 33 años, vive sola
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Frente a la actual situación, tuve que pensar en algunas rutinas que organizarán la vida diaria, para dar estabilidad y tranquilidad y continuar con algunos horarios, actividades que enmarcaran el día a día. Dentro de estas actividades las que fortalecen mi autoestima, puedo mencionar algunas que se desarrollan al aire libre, lecturas, músicas.
Considero que de cada experiencia nueva a la que nos enfrentamos o se nos presenta, se pueden sacar cosas positivas, en esta oportunidad creo que tuve que modificar mi comunicación, pensando en mantener la armonía de mi casa y las relaciones y lazos con los demás, con los que interactúo, ahora de forma virtual. Me enseñó además a desarrollar mi capacidad de tolerancia y paciencia.
Puedo además decir que aprendí a valorar pequeñas cosas, que quizás en otro momento no lo hacía, personas, afectos que, al no vernos, nos damos cuenta de que son importantes.
No tuve demasiados momentos de tristeza y angustia, pero por ahí sí de incertidumbres, a los que intenté o me propuse correrme de ese lugar, evitando seguir alimentando esas ideas angustiantes y poco predecibles, pensar en otras cosas, hacer algo que me diera placer, fueron cosas importantes para permanecer tranquila y segura.
David, 29 años. Vive con su madre y su hermano.
“En este tiempo estoy tratando de ver series o películas, cocinar, hacer cursos online,etc.. distintas cosas que me ayuden a despejar la cabeza y no estar pendiente al bombardeo de noticias que hay con respecto al virus o a las preocupaciones económicas.
El no poder abrir el negocio me empujó a tener que buscar formas de trabajar desde casa. A lo que trato de trabajar de noche, en otros horarios.
Para superar los momentos de preocupación o tristeza trato de hacer alguna actividad dentro de la casa, desde limpiar, acomodar, cortar pasto, incluso hablar con mi familia. Cosas que ayuden no estar pensando mucho en la situación de afuera.
Las cosas positivas que vi en esta experiencia fue a la gente y la solidaridad que hay. La gran mayoría entiende la situación y se queda en casa porque saben que no solo se afectan a ellos sino a la gente que lo rodea. También están las personas que ayudan en las compras a las personas mayores. Ver tanta solidaridad hacia el prójimo es muy bueno y espero que esto siga cuando todo esto termine.
Esta experiencia me está enseñando a valorar a todas las cosas que, por culpa de la rutina, se nos volvió común y desvalorada.”
Carla, 22 años. Vive sola.
“En este tiempo de cuarentena para fortalecer mi estado de ánimo hago actividad física, leo libros que me ayuden a crecer como cristiana, estudio la Biblia (hace poco me estudié los nombres de los libros del Antiguo y Nuevo Testamento), escucho alabanzas y predicaciones. Los momentos de tristeza, desesperación o preocupación los superó escuchando alabanzas u orando.
Está experiencia hizo que me acercara mucho más a Dios, que orara más, que buscara y leyera más sobre él. Me di cuenta que había muchas cosas en mi vida que necesitaba cambiar. Además de eso esto me sirvió a qué yo pueda transmitírselo a uno de mis familiares.
Esta experiencia me está enseñando a escuchar, creer más en el Señor, ser paciente, esperar, aprender a utilizar programas nuevos para tener clases virtuales.”
Lucas, 45 años.
Tiempo de gracia
Hace seis meses algo cambió sustancialmente en mi vida. El cáncer hizo su aparición abrupta e inesperadamente. Cortando sueños y proyectos, modificando totalmente mi cotidianeidad. Me sorprendió con la guardia baja. Al principio negué la dura realidad, aunque luego tuve que
asumir y enfrentarla. Con la confirmación del diagnóstico que no quería escuchar empezó una nueva vida para mí; si una nueva vida. Dios ponía en acción su gracia y misericordia juntas; me estaba dando una nueva oportunidad. A principios de año empezó el largo y difícil camino de la quimioterapia. Me advirtieron de los efectos colaterales, los cuales no aparecieron hasta después del segundo ciclo. El punto más
crítico de este tratamiento para mí, donde se me comenzó a caer el cabello y estragos que no había experimentado antes. Por recomendaciones médicas después de mis sesiones de quimioterapia tuve que permanecer en cuarentena desde enero.
Comparando mi situación con esta pandemia mundial COVID 19, debo afirmar con certeza que Dios en su infinita misericordia nos esta dando una nueva oportunidad para cambiar nuestro rumbo. Nos da un valioso tiempo para repensar, cambiar nuestra manera de pensar, lo cual hará distinta nuestra manera de vivir. Romanos 12.1 y Romanos 8 (capitulo completo).